Afinando con el foie y la trufa
Desde que nuestros amigos Pere Sangenis y Conxita Vaqué, nos
dieron a probar su nuevo vino, ya unos meses antes de ponerlo en el mercado, la
inspiración de sus notas me arrastraba al foie y la trufa negra.
No parecía algo muy audaz, especialmente para alguien como
yo, enganchado a la micogastronomía; un vino encuadrado entre los dulces, con
la untuosidad de esa joya que surge del modesto pato, y el “diamante negro” de
nuestros bosques. Pero eso sólo es una impresión superficial.
En la cocina, como en la vida y en la naturaleza, hay
elementos que han nacido para encontrarse, para compartir. ¡Este es el caso!
Podemos tomar un foie fresco con muchos vinos, pero Sinfonía
en Dolç es “el vino”, para esta degustación. Lo que, a mi entender, lo hace
superior a otras opciones es la viveza de los taninos del vino tinto, dando por
supuestas las demás cualidades: el dulce justo, untuoso pero sin empalagar, con
evocaciones de orejones, higos, pasas … para hacer contraste con el foie, las notas de frutos rojos, casis, grosella, que no apabullan al aroma profundo pero
delicado de la trufa, la supervivencia de los aromas balsámicos, que colaboran
a que las notas suenen en nuestro paladar como una melodía compleja, pero
natural, como la sensación de pasearnos por la mimada bodega de Porrera con
cada sorbo.
Tuvimos el placer de comprobarlo juntos, con la siguiente
receta que espero sirva para que otras personas puedan disfrutar de un momento
maravilloso, eso sí, lo mejor es ir a este concierto, al menos en dúo o en
cuarteto, pues la amistad eleva el placer de la comida.